Mesas parlantes


El Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia dio la siguiente descripción inicial de éste fenómeno: «Trátase de hacer girar y moverse en diversos sentidos una mesa, un sombrero o cualquier otro objeto de gran peso, sin más que colocarse alrededor de él tres o más personas, apoyando ligeramente en su superficie las manos, extendidas y distantes entre sí una o más pulgadas, teniendo cuidado de no tocarse mutuamente por ninguna parte del cuerpo sino por los dedos pequeños de las manos que deben cruzarse uniformemente el de la derecha de uno sobre el de la izquierda del inmediato o viceversa. Así queda formada la cadena magnética en virtud de la cual, al cabo de cierto tiempo, que varía desde algunos minutos hasta una hora u hora y media, el objeto que sirve para el experimento empieza a oscilar primeramente y a girar después con una velocidad que se aumenta por instantes, arrastrando en su movimiento a las personas que forman la cadena»

Faraday ideó una serie de pruebas de control que probaron que la acción que había puesto en movimiento las mesas procedía de las manos. La más conocida fue la colocación de unas láminas de cartón, pegadas ligeramente con masilla entre sí, debajo de las manos de los partícipes. Cuando el movimiento de la mesa se hubo efectuado, Faraday comprobó que había habido un desplazamiento mayor en el cartón superior que en el inferior, de forma que la mesa se había movido después de los cartones y estos después de las manos. Faraday dio a conocer sus experimentos, primero en una carta al Times de Londres, publicada el 30 de junio de 1853, y luego, más detalladamente, en el Athenaeun, en el número del 2 de julio de 1853. Cf.: CRABTREE (1993), p. 244; y BLACKMORE (1994), p. 972.

Los médicos españoles comenzaron a experimentar por sí mismos, intentando pasar así la cuestión, como se decía en los artículos que fueron publicando, del «dominio público al terreno de la ciencia» y se dispusieron a «precisar los hechos, a apreciar su importancia, a estudiar sus diversas fases y condiciones y hasta a procurar explicarlos con más o menos acierto»

Los experimentos médicos se centraron fundamentalmente en las rotaciones y dejaron muy en segundo plano los aspectos parlantes de las mesas. Tendieron a seguir, además, un patrón ideal: daban de entrada el nombre y actividad de los partícipes a modo de garantía y a continuación procuraban abarcar tres tipos de experiencias: primero con mesas; luego con otros objetos, especialmente sombreros; y por último con personas. Un buen ejemplo de esta sistemática lo ofrece el realizado por Francisco Castellví y Pallarés en Tortosa, del que da cuenta en una carta enviada a El Heraldo Médico el 8 de junio, y que tiene además la peculiaridad de describir los efectos de la cadena magnética sobre la persona por experiencia propia, ya que fue él mismo el que actuó como objeto de los giros. Constata Castellví en primer término, por tanto, los participantes en el evento más destacados: un canónigo, un teniente coronel y un colega del narrador y, acto seguido, relata los tres momentos experimentales:

«1º Formando cadena sobre una pequeña mesa redonda de caoba, sostenida en su centro por un solo pie, no pudimos hacerla girar, sin embargo de haber permanecido más de veinte minutos las siete personas que formábamos la cadena; sólo hizo un movimiento de izquierda a derecha casi imperceptible. Teníamos motivo para dudar de la influencia de cierta persona de las experimentadoras; y, en efecto, tan pronto como ella se separó, no se hicieron esperar los movimientos ondulatorios y luego giratorios de izquierda a derecha (?)
«2º Hicimos entre tres hombres cadena sobre un sombrero colocado en dicha mesa, y a los tres minutos principió a girar también de izquierda a derecha, tomando a las pocas vueltas tal velocidad, que casi no podíamos seguirlo. Cambiamos la cadena, y al momento paró el sombrero como un minuto, girando después en dirección opuesta (…)
«3º (?) Formaron al punto cadena a la altura de mi pecho (?) Yo me propuse firmemente no dar vueltas y resistir cuanto me fuera posible. Sin embargo, a los tres minutos, sentí en lo interior de vientre y pecho como la presencia de un eje vertical alrededor del cual se me soplaba ligera y agradablemente de izquierda a derecha; luego experimenté una sensación de ligereza en todo mi cuerpo, y un bien percibido movimiento en la dicha dirección, que no pude contener con todos mis esfuerzos; entonces exclamaron a una voz mis cuatro experimentadores: ?Ya se mueve V.? Efectivamente, no hubo más remedio que permitir a las piernas, ya torcidas por mi resistencia, que siguiesen las vueltas del tronco. No sé cuántas di; pero es lo cierto que por momentos me sentía arrastrar con más velocidad. Cambian la cadena, me paro menos de un minuto, y luego, experimentando las mismas sensaciones, principio a girar en dirección opuesta?».

Los experimentadores médicos idearon también procedimientos y aparatos para que los giros se produjeran con mayor facilidad y brevedad, dado que lo habitual era que estos fenómenos tardaran muchos minutos y aun horas en producirse, dando lugar al incremento de la incredulidad en todos aquellos que carecían de la necesaria perseverancia. Uno de los procedimientos ?que debió de ser todo un espectáculo digno de contemplación? fue el de la aplicación conjunta de la nariz y los meñiques en la cadena magnética, propuesto por José de Alarcón y Salcedo, licenciado que ejercía a la sazón en la localidad toledana de Alcabón, y del que dio noticia El Heraldo Médico:

«?si quieren verse más rápidos y prontos efectos en la rotación de las mesas y de los hombres, aplíquese a ellos la nariz al mismo tiempo que los meñiques y, aunque la posición es ridícula y cansada, la prontitud del efecto compensará a todo (?) Cualquiera que sea el sitio donde la nariz se coloque entre las manos, la rotación sigue siempre la dirección marcada por la clase de cadena que los meñiques forman».


LAS MESAS PARLANTES DE CURITIBA¿Qué origina el fenómeno de las mesas parlantes? A mediados del siglo XIX se hicieron muy populares las sesiones de esta naturaleza, que aún siguen practicando algunos grupos en todo el mundo. MÁS ALLÁ ha tenido acceso a los experimentos de uno de ellos.

La macropsicokinesis con mesas pequeñas es casi con seguridad el único fenómeno ostensible que, en determinadas condiciones, puede ser practicado por cualquier persona, pues no requiere habilidades especiales. Aunque es conocido desde la antigüedad, hacia 1850 se hizo popular en los círculos espiritistas como table-turning o mesas giratorias.

Para practicarla un grupo de personas, generalmente amigos, se sientan alrededor de una mesa para intentar producir en ella movimientos anómalos que otros han descrito de manera espectacular animados por la consigna ?si otros pudieron hacerlo, ¿por qué no nosotros??.

FUERZA INVISIBLEDespués de varios encuentros periódicos, en los que se ponen a prueba diversos rituales o fórmulas, comienzan a producirse una serie de fenómenos que responden a un patrón concreto. Por lo general, al principio se escuchan unos pocos crujidos o se detectan desplazamientos casi imperceptibles de la mesa, que suelen atribuirse a causas naturales fortuitas. Pero poco a poco los crujidos se transforman en golpes de variadas características e intensidades que pueden escucharse también en distintos lugares de la habitación en la que se encuentra el grupo.

Otra característica de este fenómeno es que los desplazamientos se hacen cada vez más complejos y se producen notables inclinaciones y verdaderos ?paseos? que obligan a los asistentes a esforzarse cada vez más para permanecer junto a la mesa. A partir de ese momento la mesa se comporta como si estuviera animada por alguna fuerza invisible e inteligente. Suele acordarse códigos de golpes o movimientos para ?conversar? con ella.

No todos los grupos han tenido suerte. Unos abandonan los encuentros después de semanas o meses de reunirse infructuosamente y otros logran progresar hasta distintos estadios intermedios. También difieren sus interpretaciones: algunos creen percibir a seres desencarnados operando, mientras que otros se inclinan por imaginar fuerzas desconocidas relacionadas con uno, varios o todos los presentes. En la actualidad apenas existen colectivos dedicados a reproducir estos fenómenos. La mayoría de los que hay son grupos cerrados. Sin embargo, cuando visité la ciudad brasileña de Curitiba en 2004 con ocasión de la celebración de un congreso de parapsicología tuve ocasión de ver y practicar personalmente con mesas ?danzantes?. Fue una experiencia fascinante, aunque ?por supuesto? no detecté actividad psicokinética como, por ejemplo, la levitación de la mesa sin contacto.

EXPERIMENTOS EN BRASILComo parte de una demostración de las actividades del Laboratorio de Mesas Girantes, que pertenece al Grupo de Estudio de las Facultades Integradas Espíritas (FIES), dirigido por el doctor Octavio Melchyades Ulyssea, sus integrantes asumieron el desafío de explorar estados alterados de conciencia que ?según dicen? las mesas girantes parecen favorecer. En estos estados se busca verificar un posible factor favorecedor de comunicación psi.

?La investigación sobre mesas parlantes comenzó hace más de veinte años en el FIES ?explica la psicóloga y fundadora del colectivo, Neyda Nerbass Ulyssea? y desde entonces tales experiencias forman parte de las vivencias de autoconocimiento del curso de parapsicología con el objetivo de proporcionar a los alumnos conocimiento sobre el fenómeno.? El grupo está coordinado por Nerbass Ulyssea y Lurdes Guimarães da Silva, también psicóloga y coordinadora del curso de posgrado en Psicología Transpersonal impartido por el FIES. En un principio la dinámica de los investigadores consistía en reunirse todos los miércoles por la tarde y colocar sus manos alrededor de una mesa, sin tocarla y en estado de relajación, con la intención de que esta se moviese. Estos experimentos están filmados. ?Al crear el laboratorio la idea inicial ?continúa Neyda? era desvincular el fenómeno de las mesas de la tendencia espírita o religiosa y llevar a cabo un estudio científico del fenómeno con la hipótesis de que su mecanismo propulsor es alguna forma de psicokinesis, además de los estados alterados de conciencia percibidos por los participantes durante su manifestación.? Los resultados de esta primera fase no fueron muy positivos, porque no pudieron constatar movimientos de la mesa sin que hubiera contacto con las manos.

Decidieron entonces adoptar otra metodología: tocar levemente la mesa y prestar mayor atención a sus sentimientos, emociones, sensaciones y estados de conciencia. El resultado con ese cambio fue más significativo: los integrantes del grupo comenzaron a experimentar y relatar estados alterados de conciencia y a percibir el contacto físico con alguna energía sutil.

?En una tercera fase el grupo decidió dirigir la práctica hacia la sanación psíquica con la intención de que esa energía le fuera útil a alguien que algún miembro del grupo supiese que estaba enfermo o precisara apoyo?, señala Neyda. La mayoría de los integrantes del colectivo no conocerían a esa persona e intentarían utilizar alguna percepción extrasensorial para detectar su problema y dirigir hacia ella la energía. Después, la persona del grupo que conocía al enfermo confirmaría si las sensaciones relatadas por los integrantes del grupo se correspondían con la realidad. ?El resultado fue más satisfactorio, ya que este método despertó el interés en continuar con la actividad como estudio exploratorio?, aclara.

REFLEJO MUSCULAR

¿Por qué se mueven las mesas? ¿Su movimiento responde verdaderamente a un espíritu u obedece a otras causas? Una posible explicación es que es el resultado de un reflejo miokinético (muscular) no consciente e involuntario que quien está en contacto con la mesa percibe como ajeno pero que en realidad todos producen sinérgicamente. Es decir, es el resultado de la miokinesis grupal distribuida uniformemente entre los participantes.

En mi experiencia con las mesas de Curitiba pude comprobar que cada integrante del grupo percibe realmente la sensación de que la mesa se mueve sola, gira sobre sí misma, se desplaza, se levanta sobre una pata, se detiene y continúa moviéndose. Da la impresión de que es la mesa la que se mueve, no el grupo. Esta ilusión es bastante similar a la que produce el movimiento del vaso durante una ouija, ya se mueva en contacto con las yemas de los dedos de varios participantes o la practique solo una persona. En este último caso la percepción de los desplazamientos es consecuencia de una leve disociación entre el efecto de la mano y la voluntad del operador.

La miokinesis ya era conocida a principios del siglo XIX gracias a los experimentos del Marqués de Chevré, un matemático francés: entregaba a una persona una plomada atada a un cordel y le pedía que cerrara los ojos, extendiera el brazo del que pendía la plomada y pensara qué movimiento iba a hacer esta. A los pocos segundos, la plomada comenzaba a describir el movimiento pensado, lo que demostraba que el pensamiento tiene una relación directa con las reacciones musculares de una persona.

Otra modalidad de miokinesis es observarnos a nosotros mismos cuando estudiamos o rezamos en silencio. Por lo general, durante este discurso interno movemos la lengua y los músculos de la boca o la garganta como si estuviéramos hablando en voz alta. El reflejo miokinético fue estudiado por el psiquiatra español Emilio Mira y López, quien en los años treinta creó el test de diagnóstico miokinético, más conocido como PMK, que se aplica habitualmente a los pilotos.

LAS MESAS DE BATCHELDOR: EXPERIENCIAS EN EL REINO UNIDO

En 1966 el psicólogo británico Kenneth J. Batcheldor desarrolló 200 sesiones de mesas parlantes a lo largo de otras tantas semanas junto a dos amigos en su casa de Exeter (Reino Unido). Tras once reuniones sin resultados comenzaron los primeros golpes y movimientos, que poco a poco se fueron incrementando hasta que se produjeron levitaciones completas. También se registraron movimientos sin contacto, levitaciones con pesos suplementarios (en una ocasión la mesa se levantó con una persona sentada sobre ella), movimientos de pequeños objetos, brisas y descensos de temperatura inexplicables.

Batcheldor creía que la psicokinesis o PK no es privativa de los médiums, sino que cualquier persona puede desarrollarla en condiciones favorables, siempre que se combinen actitudes de serenidad, optimismo, interés, persistencia y solidaridad grupal. Por el contrario, el escepticismo y la resistencia ?a menudo inconsciente? a presenciar fenómenos paranormales por un temor irracional e incontrolable son factores negativos a la hora de llevar a cabo este tipo de experiencias.

CONSEJOS PARA TENER ÉXITO CON LAS MESAS PARLANTES

Si tiene intención de crear un grupo de mesas parlantes, siga los siguientes consejos:

– Establezca reuniones de trabajo periódicas con su equipo para estudiar, debatir o experimentar.
– Sea constante. Sume dos horas semanales a sus tareas habituales para reunirse con su grupo siempre el mismo día y en el mismo lugar.
– Elija un coordinador del grupo.
– Practique técnicas de relajación y meditación.
– Absténgase de intentar experimentar este tipo de fenómeno si cree que ello perjudicará de algún modo su salud física o mental.


EL PSICODIAGNOSTICO MIOKINETICO (P. M.K.)

Se trata de una prueba o reactivo mental, de expresión gráfica, que se propone detectar lo que se puede llamar la «fórmula actitudinal» del individuo con ella examinado, o, si se quiere usar un término más expresivo pero menos exacto, «su esqueleto psíquico», o sea: sus tendencias fundamentales de reacción, constituyentes de sus peculiaridades temperamentales y caracteriales. Storch ha dado el nombre de «miopsique» al conjunto de dispositivos que aseguran la adaptación psicomotriz (instintiva) al ambiente. Tales dispositivos permanecen latentes o invisibles mientras discurre la actividad mental en la zona «conativa» de su ciclo (o sea, en la fase que lleva del deseo a la decisión), pero pueden, no obstante, ser evidenciados mediante el examen del tono postural. Esto es precisamente lo que se propone realizar el test miokinético, mediante la ejecución de diversos tipos de movimientos en los diversos planos del espacio. Su fundamentación teórica se encuentra en la denominada teoría motriz de la conciencia, de acuerdo con la cual toda intención o propósito de reacción se acompaña de una modificación del tono postural, que propende a favorecer los movimientos destinados a la obtención del objetivo y a inhibir los movimientos contrarios.

ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS TEÓRICOS

Hacia el año 1828 el marqués de Chevreul reprodujo una experiencia de Gall para demostrar que el simple pensamiento de un movimiento era suficiente para crearlo en realidad: daba a los sujetos una plomada ( un pequeño cilindro de plomo atado a un cordón fino y les pedia que la inmovilizasen, manteniendo el brazo extendido horizontalmente y presionando la extremidad distal del cordón entre el índice y el pulgar. Cuando el peso estaba quieto les invitaba a cerrar los ojos e imaginarse cualquier movimiento lineal, en diversas direcciones (rectilínea, oblicua, circular, etc), pero esforzándose al propio tiempo en mantener inmóvil el brazo y los dedos para que permaneciese quieta la plomada. Pues bien: al cabo de pocos segundos ésta empezaba a oscilar, y por la dirección e intensidad de sus desplazamientos podía siempre inferirse el tipo de movimiento que el sujeto se estaba imaginando.

Algunos decenios después se puso de moda en los salones el juego consistente en descubrir un objeto que había sido previamente escondido por cualquier circunstante. Este debía dar su mano a otro, que actuaría como si fuese un «médium» y trataría de localizarlo. Casi siempre el juego terminaba con el hallazgo del objeto y la explicación era simple: quien lo había escondido no podía suprimir una contracción de su mano cuando el supuesto médium se cercaba al lugar de la ocultación y de esta manera lo guiaba y orientaba involuntariamente en su búsqueda.

EL PRINCIPIO DE LA MIOKINESIS

El espacio psicológico no es neutro. Todo movimiento adquiere en él, además de su efecto mecánico, una significación particular, de acuerdo con sU dirección vectorial (por ejemplo, en la cultura occidental, los movimientos En la dirección de izquierda a derecha, de abajo hacia arriba o de dentro hacia afuera (con respecto al cuerpo de quien los ejecuta) adquieren una tonalidad «progresiva», en tanto que los efectuados en las respectivas direcciones inversas parecen tener una significación regresiva. De otra parte, toda actividad mental considerada desde un punto de vista objetivo es una sucesión de actos que se desarrollan sobré plataformas actitudinales previamente formadas; así, cada cambio de conducta implica también un cambio de las tensiones musculares y altera su fórmula de equilibrio. Por tanto: el desequilibrio psíquico y el desequilibrio miokinético ‘son dos aspectos extremos de un mismo proceso individual y por consiguiente es posible hacer inferencias recíprocas a partir de cualquiera de ellos. Las perturbaciones de las tensiones psíquicas se expresan en el dominio de los movimientos musculares, pudiendo ser evidenciadas siempre que se consiga eliminar la acción correctora ?momentánea y voluntaria? del sujeto.

EL PRINCIPIO TÉCNICO DEL P.M.K

Deriva del precedente y puede formularse así: «si invitamos a un individuo a realizar pequeños movimientos oscilatorios en las direcciones fundamentales del espacio, sin permitirle controlar la extensión y la dirección, por la vista, se observarán desvíos sistemáticos en tales movimientos, en relación con el grupo muscular predominante. Este grupo, a su vez, nos indicará el propósito de acción dominante en el sujeto, en el plano del espacio considerado». Si el sujeto tiene una actitud dominante de huida o replegamiento, habrá hipertendido los músculos que aseguran la obtención de ese propósito y de esta suerte tales músculos (flexores o adductores) le harán desviarse correspondientemente cuando sean puestos en juego alternativo con sus opuestos (que aseguran el ataque y la expansión).

EL PRINCIPIO DE LA DISOCIACIÓN MIOKINETICA

Este principio se ha derivado especialmente de las observaciones de Werner Wolff acerca de la expresión facial, los gestos y los movimientos comparados de las dos mitades corporales. Varios autores han confirmado que cada uno de nosotros tiene una mitad corporal dominante (generalmente es la derecha, que corresponde al hemisferio cerebral izquierdo, en el que también se encuentran los principales centros del lenguaje oral). Esta mitad dominante (derecha en los diestros e izquierda en los zurdos) es más evolucionada pero también más inestable, precisamente por hallarse más directamente sometida a las fluctuaciones tensionales de la conciencia individual. En cambio la mitad dominada, submisiva, olvidada y apenas evolucionada, permanece casi igual desde la infancia hasta la vejez. Las expresiones motrices del lado o mitad dominante manifiestan las actitudes y propósitos actuales y caracteriales, en tanto las del lado dominado expresan perfectamente los propósitos y actitudes instintivos, temperamentales, subconscientes y hasta cierto punto permanentes, pero latentes en el sujeto (W. Wolff propuso por ello dar el calificativo de «inconsciente» a la hemicara menos variable). Así se explica que los trazados correspondientes a los niños, los débiles mentales y los salvajes tiendan a ser más simétricos (en espejo) que los obtenidos en adultos, intelectuales y cultos.

CONFIRMACIONES RECIENTES DE LA TEORÍA MOTRIZ DE LA CONCIENCIA

«Existe una evidencia experimental indiscutible, que confirma la asociación existente entre la idea o imagen de un movimiento y su ejecución en mínima escala». Es lo que se llama tendencia ideomotriz, variable según los sujetos: en algunos casos esa tendencia es tan fuerte, que los movimientos son visibles a simple vista, mientras que en otros casos es preciso disponer de un dispositivo amplificador para evidenciarlos. De otra parte, en su libro acerca de la psicología del pensamiento (Psychology of Thinking, McGraw Hill, 1952), el prof. W. E. Vinacke concluye (pág. 358): «De otra parte, una base experimental sustancial y una interpretación coherente confirman la teoría motriz (del pensamiento). Esta liga los procesos mentales a actividades somáticas implícitas, con el cerebro sirviendo como mero centro selector e integrador. Series de movimientos musculares mínimas (estriados y lisos), contracciones e impulsos kinestésicos organizados en el sistema nervioso central son considerados como la base del pensamiento».

Fuente aquí

Publicado el agosto 25, 2011 en Ouija y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.

  1. Dicen que este tema puede ser energía psíquica, como un fenómeno que provoca la persona al no saber canalizar bien su energía. Pero vamos que son teorías aún sin demostrar. Gracias por el aporte es un tema muy interesante digno de indagar.

  2. muy ha la Lorena Ramirez jimenez

    Donde puedo comprar la mesa parlante aquí en México yo vivo en monterrey nuevo leon

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